La influencia de Ryanair en la música experimental contemporánea europea

15 julio, 2012 § Deja un comentario

incorpore este indicativo en los flyers de sus conciertos europeos

Hoy he tenido una interesante conversación con mi amigo Alessandro Olla, que organiza el sugestivo Signal Festival de Cagliari, sobre cómo Ryanair ha influido en la evolución de la música experimental en Europa.

Todos teníamos conocimiento de Ryanair por esas cosas espeluznantes que dicen de ellos en los periódicos, que si su personal de facturación es el que recibe más agresiones, que si quieren hacer viajar a la gente de pie o pagar por el lavabo o si obligan a sus azafatas a adelgazar. Es una gente que se toma muy en serio la ley de la gravedad y el dinero, ese gran estiércol que muchos toman como cosecha. Hoy no toca sacarle punta a su mísera compañía aérea que vista su propia visión trataría, si lo consiguiera, de funcionar con ventosidades, siempre que el personal de vuelo tuviese una dieta rica en legumbres (lástima que éstas sean más propias, culturalmente, del mediterráneo). En todo caso, como decía, hoy no se trata de eso, sino de cómo Ryanair (hay otras cuantas compañías, pero tomaremos el ejemplo Ryanair) ha modificado y transformado tanto los conciertos en directo de música experimental.

Los cerebros de la compañía, convencidos después de varios años de asistir a diversos festivales, de que un músico raro puede hacer perfectamente sus tonterías extravagantes con un macbook, no han considerado que necesitase subir al avión más que lo que cualquier persona normal se llevaría a un hospital: una muda, unas zapatillas y algo para lavarse los dientes. Ello ha hecho trabajar mucho las mentes más preclaras de la experimentación sonora: algunos han creado con Pure Data sistemas para sonorizar cepillos de dientes y frascos de plàstico de 25 mililitros de desodorante con el fin de poder realizar conciertos de noise pendenciero e incluso de noise conciliador. Otros han optado por robar algún instrumento una vez desembarcados en la ciudad de destino y otros más, por abandonar cualquier intento de convencer al organizador del festival de turno de que para poder tocar necesitan llevar cosas de más de 10 kg de peso y  de los 55 cm x 40 cm x 20 cm de rigor y que, además, no pueden ir en la bodega del avión, puesto que se estropean. A medida que los festivales han ido experimentando reducciones presupuestarias y sorpresas similares al aumento del iva a mitad de año, han dejado a un lado los contrabajos, los fagots, los grandes teclados, los instrumentos vintage y las guitarras elèctricas para concentrarse en el bonito mundo del laptop que tanto se puso de moda en 2001.

El resultado salta a la vista, o mejor dicho, al oído. Usted verá (aunque quizá los oiga grabados) menos instrumentos grandes.

También muchos visuales y sonidos han sido creados especialmente para poder trabajar bajo las condiciones de Ryanair y no por otro motivo. Mucha de la música experimental actual que se mueve en los circuitos europeos se desenvuelve así. No digamos ya los programadores que producen con entusiasmo sus conciertos en pequeños espacios donde el escenario y las condiciones técnicas no admiten grandes despliegues instrumentales. Unos y otros han asumido los principios del equipaje de cabina de Ryanair como verdaderas constricciones artísticas que han delimitado el paisaje instrumental de los eventos sonoros en las ciudades europeas.

No nos equivocamos si afirmamos que el sistema de restricción de dimensiones y peso del equipaje de cabina de Ryanair, Easyjet, Vueling y algunas otras compañías, tiene una gran influencia en la circulación europea de la creación musical contemporánea en directo. Tampoco nos equivocamos si decimos que, dada su mentalidad, los mandamases de tales compañías jamas hubieran soñado que los organizadores de conciertos de música experimental y los músicos que se buscan la vida en esos ámbitos contarían con sus servicios, cosa que, además, no coincide con el target que se habían marcado, aunque eso es anecdótico, puesto que nos encontramos ante un nuevo género y se abren interesantes líneas de investigación (antropológicas, musicológicas, sociológicas)…

¿Existe realmente una música electrónica específica debida a Ryanair? ¿Una generación de espectadores se formará a partir de las músicas de exploración influenciadas por las normas del equipaje de cabina? ¿Es cierto que la crítica musical de las revistas de tendencias ya trabaja sobre ese supuesto género musical? ¿Qué tiene que decir a todo esto la compañía? ¿Cómo piensan devolverle ese favor a los descubridores de la electricidad y a los inventores de la informática, eso muchísimo más moderno que los aviones? ¿Y qué opinión tiene la jet-set del noise-laptop al respecto? Un campo de especulación apasionante se abre ante nosotros. No lo subvaloremos.

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